domingo, 26 de junio de 2011

ethos

El principio etimológico:
Comenzamos la articulación de este trabajo por lo que a mi parecer es menester y raíz de la temática, y para eso, no podemos sino atenernos a la etimología del concepto que nos ocupa; es decir, al estudio del origen de las palabras, su fuente, y cómo su significado ha mutado a lo largo del tiempo. “La etimología nos devuelve la fuerza elemental, gastada con el largo uso, de las palabras originarias, a las que es menester regresar para recuperar su sentido auténtico” .
Primeramente analizamos la etimología de la palabra etimología, y nos encontramos con lo siguiente, “de donde deriva, lo verdadero, lo real, lo que es en realidad”.
Respecto a la etimología de la palabra ética, disponemos de una doble vía de acceso a su origen, la griega y la latina. “Se ha hecho notar muchas veces, sobre todo por Heidegger, y sin duda con razón, que las traducciones latinas (romanas) de las palabras griegas filosóficamente mas importantes, han oscurecido su genuino sentido” . Es por esto que la disciplina que tratamos la conocemos con dos nombres, el griego, Ética; y el latino, Moral. Comenzaremos desmenuzando su origen griego.
La palabra griega ética posee dos sentidos; el êthos y el éthos, en cuanto al primero, significaba residencia, morada, lugar donde se habita; se usaba primeramente para referenciar a los animales y aludir a aquellos lugares donde estos se criaban y encontraban, luego comenzó a aplicarse a los pueblos y a los hombres. La acepción más usual del vocablo êthos, que significa modo de ser o carácter, es la que según toda la tradición filosófica a partir de Aristóteles atañe a la palabra ética. Según palabras de Xavier Zubiri, “lo ético comprende, ante todo, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres, y, naturalmente, también lo moral” . La palabra carácter está usada no al sentido biológico, de temperamento, sino en el modo de ser o forma de vida que se va adquiriendo, que uno va apropiando, incorporando a lo largo de la existencia. Aquí nos aproximamos al segundo sentido de la palabra griega ética, es decir éthos, que significa hábito, costumbre. Podemos decir entonces que el vocablo êthos deriva en un punto del vocablo éthos y viceversa, lo que quiere decir entonces que el carácter se logra mediante el hábito, costumbre y que el êthos no está dado por naturaleza, sino que se adquiere por hábito, costumbre y a su vez los hábitos nacen por repetición de actos iguales.
Vemos así las dos vertientes del término ética; la que atañe al principio de los actos, êthos, que es carácter, impreso en el alma por hábito; y la que lo concibe como su resultado, éthos, en tanto êthos es a través del hábito y lo concibe como fuente de los actos.
Parece haber un circulo entre êthos/carácter – éthos/hábitos – actos; y en cuanto a lo antedicho resulta que los 3 conceptos éticos fundamentales son, êthos, éthos (hexis) y el de enérgéia; siendo el fundamental el de êthos.
Sobre el concepto de éthos (héxis) encontramos también dos sentidos, uno natural, que alude a modo de ser refiriéndose al cuerpo, constitución que uno posee, también alude a posesión, usado también como talante, es decir, el modo de vivir anímicamente el atemperamiento sensitivo de la realidad. Se destaca también que este talante que poseemos podemos modificarlo, encauzarlo. El segundo sentido de héxis corresponde a un modo de ser que anticipa al carácter y está en relación al deber; es sobre este sentido sobre el que se arraiga el posterior concepto latino de moral.
En latín no hay una palabra para traducir êthos y otra para traducir éthos, ambas se expresan con la misma, mos. Este término parece significar modo de ser, que se logra y afirma gradualmente y en donde se dan diferentes niveles de apropiación, en donde el mas bajo y pasajero seria el del pathos, sentimientos, por encima de estos las costumbres, en donde ya habría un grado de posesión mayor y luego el carácter, que constituye una impresión de rasgos. Es así que mos significa êthos, modo de ser o carácter. Pero el carácter como hemos dicho se adquiere por hábito, viviendo. Finalmente el concepto de mos, su deslizamiento, se acentúa después, al prevalecer el sentido de este como hábito.
El principio prefilosófico:
Advertimos en el lenguaje usual dos empleos, a primera vista diferentes, de la palabra moral. El más frecuente, envuelve una calificación ética y otras veces se habla de tener una moral baja o elevada, vemos aquí que el empleo de estas expresiones no referencian a la ética sino más bien al estado psicológico sobre quien se aplican.
Del rastreo etimológico realizado ha resultado, como concepto central de la ética, el de carácter adquirido por hábito. Los actos tendrían aisladamente una importancia menos relevante.
Acerca de todo esto encontramos en el saber común, que por una parte se habla de acciones buenas y acciones malas, valorando a estas y diciendo algo acerca de su autor. Tratamos de acercarnos aquí al preconcepto de acto, y planteamos la cuestión de que por más malo que sea un hombre, en su vida algo bueno debe o puede haber realizado. Damos un paso más, que nos acerca a la moral, al decir que alguien es de buenas costumbres.
Damos con el preconcepto de hábito (virtud o vicio); y observamos también que estos se adquieren y se pierden, enraizándose en la vida o desarraigándose de ella.
Así como pasamos de los actos a los hábitos, avanzamos al preconcepto de carácter, carácter que no es sino hasta el momento de la muerte, preconcepto sobre el cual también encontramos vastos enredos, como por ejemplo, planteando el hecho de que un solo acto, cuando es decisivo, puede sobreponerse a los hábitos y aún a la vida entera.
Encontramos también que a veces se habla de alguien que es bueno por naturaleza, contrastándolo con alguien que se propone ser bueno aunque contrariando su inclinación. He aquí el problema de la bondad como inclinación y como deber.
Podemos decir también que el hombre tiene que ser moral, tiene que conducir su vida, justamente por eso la vida siempre tiene un sentido, ese que llamamos moral; pero ¿hacia dónde conduce el hombre su vida? La respuesta prefilosófica surge: todos los hombres persiguen la felicidad, ahora; ¿en qué consiste?
El principio genético – histórico:
En el origen ethica utens primitiva, Platón y Aristóteles, sus éticas se insertaban el en la política y juntos representan una reacción ante la sofistica y Sócrates, en donde la ética aparece subordinada a la política, esto es, la ética individual a la social. Esto lo vemos también en Hegel, como reacción frente a la ilustración y Kant. A su vez vemos que el comunismo representa el extremo de esta posición: es moral toda acción que favorece al partido, inmoral la que lo perjudica. La ética social no es un apéndice de la ética, ni tampoco su mera aplicación a una zona de la realidad, sino una de sus partes constitutivas.
Esto significa que las expresiones ética general y ética individual no son equivalentes; la ética general por ser de la persona, ha de abrirse a la ética social.
Desde aquí puede pensarse a la ética en relación a la sociología. El hombre vive inmerso en la sociedad y recibe de ella un sistema de valoraciones morales (sistema que en ese tiempo se encuentra vigente), y simplemente acepta.
Augusto Comte fue el fundador de la sociología y su discípulo Durkheim trato de reducir a esta, a la moral. Otros autores divergen en su opinión al respecto, como es el caso de Bergson, que se opone a la concepción sociologista y afirma que desde pequeños se nos inculca la costumbre de obedecer, de tal modo que pronto la obligación social es vivida casi como una ley natural de la que es imposible sustraerse; podemos infringir un uso social pero seremos reprobados y hasta podría ser pagado con la vida.
Cabe destacar que más allá de estas opiniones, se plantea la convergencia de la ética y de la sociología; y también los dilemas que surgen de la cuestión: podemos plantearnos sobre esto si una moral totalmente impuesta por parte de la sociedad, y meramente recibida por parte de lo individual, ¿merece realmente el nombre de moral? A esto podemos contestar que el hombre es constitutivamente moral, cualesquiera que sean el contenido de su moral concreta y también que aun cuando el hombre no sea ningún genio moral, es siempre personalmente responsable de su vida y no puede transferir esta responsabilidad a la sociedad.
Concluimos entonces que la ética es irreductible a la sociología y también autónoma frente a ella.
El principio psicológico o antropológico:
La moral desde la mirada sociológica, sería algo exterior al hombre, puesto a él desde fuera; pero conforme al principio psicológico o antropológico, viene dada en el hombre mismo, en cada hombre, en su psicología.
Para evitar confusiones debemos remarcar una diferencia en lo que respecta a lo que se denomina el psicologismo moral y que no equivale a lo que se llama subjetivismo moral.
El subjetivismo moral afirma que lo bueno y lo malo, en la moral, es reducible a nuestras actitudes y opiniones personales; trata los valores, forma de pensar y sentimientos personales y no existe un punto de vista objetivo desde el cual juzgar moralmente, podríamos nombrar a Kant a modo de ejemplo, o a los hedonistas también.
El psicologismo moral corresponde al trabajo de aquellos pensadores para quienes la temática de la moral refiere al origen psicogenético de la moral, para Aranguren este es el caso de Hume y de Smith.
La moral emerge de la psicología, pero no es reductible a ella; además podemos decir que este emerger acontece en dos momentos: cada acto en cuanto tal, y la apropiación de la posibilidad elegida y al mismo tiempo las descartadas con esa elección.
Se concluye que la psicología se convierte en colaboradora de la moral teórica y en auxiliar de la moral práctica.
El principio metafísico:
En este arkhé, principio, encontramos un doble punto de vista, el primero en tanto puede verse como punto de partida del filosofar concreto sobre cuestiones éticas, y el segundo es que puede ser tomado como justificación ultima de ese filosofar. Acontece lo primero cuando, partiendo de unos principios metafísicos, se construye una ética puramente deductiva; y lo segundo, cuando se justifica una ética ya construida.
Luego de este recorrido inicial y a partir del mismo, intentaremos ahora definir más específicamente que es el objeto material y formal de la ética y también delimitar, si es posible aún más y de mejor manera otros conceptos.